La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el Preámbulo de su Constitución, define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Con este punto de partida, ya podemos hacernos una idea de que para gozar de buena salud debemos cuidar tres aspectos básicos: la salud física, la salud mental y la salud social.
La salud física hace referencia expresa al cuerpo y, más allá de la ausencia de afecciones o enfermedades y de los recursos sanitarios a nuestro alcance para combatirlas, la medicina actual sigue una tendencia clara a favor de promover que cada individuo sea el protagonista de su salud. Esto quiere decir que la proactividad en hábitos de vida saludables es clave para gozar de bienestar físico y que, para ello, necesitamos conocer lo que el cuerpo necesita en el momento en que vivimos.
La salud mental, junto con la social, tienen más que ver con el bienestar emocional, la forma en que afrontamos el día a día y las relaciones. Afortunadamente, en los últimos años se ha despertado una conciencia social muy fuerte con respecto a este tema y tenemos a nuestro alcance muchas alternativas y pautas para mantener una salud mental equilibrada.
En definitiva, la suma de salud física, mental y social es primordial para alcanzar el bienestar global y vivir una vida plena. Y, la buena noticia, es que siguiendo una serie de recomendaciones al alcance de la mano, todos podemos construir una base sólida para cimentar sobre ella nuestros objetivos más personales.
Cuál es la importancia de tener un buen bienestar físico y una buena salud mental
Uno de los cambios más importantes en la evolución del ser humano es el aumento de la esperanza de vida que, actualmente, en países occidentales como España, sobrepasa los 80. Esto es consecuencia directa de la mejora en el ámbito médico, los diagnósticos y los tratamientos. Pero no solo. El cuidado físico y mental de manera proactiva por parte la población es primordial para crear un buen tándem con los avances científicos.
Además de la genética, el estilo de vida es el factor que puede determinar qué patología se desarrollará o no a lo largo de los años. Según datos de la OMS de 2020, las cardiopatías continúan siendo la primera causa de mortalidad en el mundo, seguidas de enfermedades respiratorias, Alzheimer y diabetes, entre otras.
Algunas de estas enfermedades están relacionadas directamente con conductas asociadas al estilo de vida que, sin embargo, podemos llegar a controlar de alguna manera. Los expertos señalan que la combinación de factores como mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente, seguir una dieta saludable y no fumar parece estar asociada a una reducción de hasta un 80% en el riesgo de desarrollar las enfermedades crónicas más comunes. Pero es que, además, las personas físicamente activas disfrutan de una mayor calidad de vida porque padecen menos limitaciones.
Como veremos a continuación, trabajar temas como la alimentación, el ejercicio físico, el descanso adecuado y la actividad social nos permitirán gozar de una vida más plena en todos los aspectos.
Cómo conseguir un buen bienestar físico
El bienestar físico y mental no son parcelas independientes una de la otra, sino que ambas se relacionan de manera muy estrecha. Los alimentos, la actividad y el descanso son los grandes aliados para cuidar el cuerpo, aunque también tendrán efectos positivos en nuestra salud mental.
- Alimentación sana. Comer de manera saludable, además de facilitar que el cuerpo funcione con normalidad, reduce el riesgo de padecer enfermedades a corto y largo plazo. Como comentamos en este otro artículo, está ampliamente demostrado que la alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud y los expertos recomiendan una alimentación sana y variada en la que predominen los alimentos no procesados básicos de la dieta mediterránea: frutas, verduras, tubérculos, legumbres, frutos secos, pescados, carnes blancas, ciertos tipos de cereales,…
- Mantenerse activo. Realizar actividades físicas es también garantía de prevención de enfermedades propias de la vida sedentaria. Según la OMS, un nivel de actividad física regular en los adultos reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es un clave en el gasto energético para el equilibrio calórico y el control del peso.
- Descanso. Los expertos en descanso señalan que un adulto con vida laboral activa debería dormir al menos 7 u 8 horas. Y es que la falta de sueño también puede provocar problemas de salud, ya que, como recuerda la OMS, más allá de que dormir sea un placer, es una necesidad.
A estos tres básicos de salud física, se añaden otros consejos como evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas y, por supuesto, llevar controles rutinarios de prevención para la salud.
En el caso de las embarazadas, las pautas anteriores aplican al 100% siempre teniendo en cuenta las recomendaciones particulares que les puedan hacer sus especialistas, quienes subrayan que el bienestar de la madre durante el embarazo es primordial tanto para ella como para el desarrollo del bebé.
Consejos para cuidarte a ti y a tu salud mental
Además de lo anterior, cuidar de una misma en el día a día supone prestarle especial atención a la salud mental. Veremos más adelante hábitos y rutinas saludables concretos que irán encaminados a reforzar las siguientes áreas:
- Huir del estrés. El estrés es una reacción del cuerpo ante situaciones de peligro. No obstante, hoy en día, aparece a la menor ocasión, y los expertos señalan que mantenerlo en el tiempo no es nada beneficioso. Por eso, es necesario aprender a controlarlo. Hay muchas técnicas: relajación, meditación, ejercicio, alimentación, relaciones sociales y, muy importante, si es necesario, acudir a un especialista para identificar correctamente el problema y actuar para solucionarlo.
- Tener una vida social activa. Las relaciones sociales son fuente de bienestar y tan necesarias para mantener la salud como una buena alimentación o el ejercicio. De hecho, un estudio realizado por psiquiatras de la Universidad de Harvard que hizo un seguimiento de la vida de varias personas desde 1938, concluyó que las relaciones afectivas, sanas y de calidad ayudan a vivir más, mejor y a ser más felices.
- Hacer una buena gestión de las emociones. El control de las emociones en determinadas circunstancias de la vida es crucial para mantener el equilibrio y la armonía, por eso es tan necesario desarrollar lo que los expertos llaman inteligencia emocional. Tres de las habilidades sociales básicas y más populares en este ámbito actualmente son la empatía, la asertividad y la resiliencia. A través de la empatía, podemos comprender y ponernos en el lugar de los otros; mediante la asertividad somos capaces de manifestar nuestras necesidades teniendo en cuenta las de los demás; y, gracias a la resiliencia, estamos capacitados para sobreponernos a situaciones traumáticas.
El bienestar emocional durante el embarazo es esencial para que esta etapa sea sana y agradable. También lo es en los procesos de reproducción asistida, en los que la espera puede resultar agobiante. Los expertos de Eugin recomiendan empezar por aceptar las emociones, hacer las paces con ellas y pedir ayuda psicológica cuando se requiera para afrontar mejor la situación.
Cómo cuidar la salud mental en tu vida cotidiana
Veamos ahora consejos prácticos y concretos sobre cómo llevar a cabo los tips anteriores para mimar la salud mental en el día a día:
- Respirar correctamente. La respiración es algo que solemos dar por hecho, es automática. No obstante, poner intención en respirar tiene muchos beneficios para disfrutar de una vida saludable.
- Practicar ejercicio diariamente. Como hemos visto en apartados anteriores, el deporte es uno de los mejores remedios contra el estrés, ya que ayuda al cuerpo y a la mente a liberar tensiones.
- Tener hábitos y rutinas… y permitirse romperlos cuando sea necesario.
- Practicar la atención plena en las tareas sencillas. La multitarea parece estar de moda, pero, en realidad, cuando hacemos dos o más cosas a la vez lo que sucede es que no estamos dándole a cada cosa el tiempo que merece. Prestar atención al sabor de un desayuno, a la sensación de una ducha o a las vistas de un paseo ofrece matices que pueden pasar desapercibidas si se compaginan, por ejemplo, con el móvil.
- Dedicar tiempo de calidad a los seres queridos. Buscar tiempo para estar con la gente que queremos es uno de los mejores aliados para sentirse bien. Y, aunque no podamos hacerlo presencialmente, para esto las tecnologías son muy útiles.
- Ponerse “en modo avión”. Desconectar el móvil o las redes sociales también es algo que ayuda a despejar la mente y centrarse en la actividad que vayamos a hacer en ese momento. Es especialmente importante a la hora de dormir.
- Escribir un diario. La escritura ayuda a poner sobre papel los pensamientos y sentimientos y es una terapia muy efectiva para ver las cosas desde otra perspectiva.
- Utilizar lenguaje positivo. Los expertos señalan que emplear un lenguaje positivo ayuda a mejorar la comunicación, las relaciones con uno mismo y con los demás, ya que las palabras positivas tienen una repercusión directa en la manera en que funciona el cerebro.
- Practicar aficiones. Pintar, cantar, cocinar, viajar, hacer manualidades,… Cualquier actividad placentera puede ayudar a mantener una salud mental fuerte.
- Mantener activo el cerebro. A través de la lectura o de cualquier tipo de estudio. Aprender cosas nuevas cada día ayuda a mantenerse activo, sea cual sea nuestra edad.
Disfrutar de una vida plena depende en gran parte de gozar de buena salud física, mental y social. Los expertos señalan que la genética es un factor determinante en la salud y, aunque en este sentido, poco podemos hacer de manera proactiva, sí que hay algo que está al alcance de nuestra mano: modular nuestro estilo de vida, que puede determinar en gran medida qué patología puede desarrollarse o no con el paso de los años. Por eso, enfocar nuestro bienestar desde el punto de vista de la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de la enfermedad, el descanso y la actividad social es fundamental.
Por un lado, la salud física y ser proactivos en hábitos de vida saludables marcan la diferencia con respecto a la calidad de vida. Elegir una alimentación sana y variada en la que predominen los alimentos no procesados básicos de la dieta mediterránea; mantenerse activo; y un descanso adecuado son tres elementos clave.
Por otro lado, la salud mental, junto con la social, complementan y enriquecen otras parcelas indispensables para alcanzar la plenitud. Para ello es básico, en la medida de lo posible, huir del estrés, tener una vida social activa y hacer una buena gestión de las emociones. En el día a día podemos hacer uso de herramientas sencillas como la respiración, la escritura, mantener una serie de hábitos y rutinas, practicar la atención plena, entre otras muchas, para conseguir el objetivo.
Durante el embarazo, el bienestar físico y la salud mental son esenciales tanto para la madre como para el bebé. Los especialistas en reproducción asistida hacen hincapié en que, durante este tipo de tratamientos, es esencial aceptar las emociones; acudir a los profesionales médicos cuando sea necesario, tanto a nivel físico como psicológico o emocional; y construir una red de personas que constituyan un fuerte apoyo.