La pandemia provocada por COVID-19 ha supuesto grandes incertidumbres clínicas y científicas con respecto a la salud de la población, también en el ámbito reproductivo. Esta enfermedad llegó para muchos en pleno embarazo o en la búsqueda de uno y generó una gran cantidad de dudas, entre ellas, la idoneidad de la vacunación.

Esta fue una de las primeras preguntas que se hicieron las sociedades científicas que investigan en materia de fertilidad y, aunque pronto se obtuvieron datos sobre sus beneficios en la población general, los resultados disponibles sobre la seguridad en mujeres embarazadas eran —y siguen siendo— limitados, dado que estas y las lactantes fueron excluidas inicialmente de los ensayos de fase III (la etapa en la que se observa la eficacia de la vacuna y su seguridad).

En todo caso, según la información disponible, es razonable promover la vacunación en aquellas mujeres que desean gestar y en aquellas que desean donar óvulos, siempre que se tenga la posibilidad. Y es que las vacunas contra la COVID-19 no están compuestas de virus vivos —que son aquellas que estarían contraindicadas durante la gestación—, por lo que no hay riesgo de que las mujeres se infecten debido a la vacuna.

Con respecto a la infertilidad, tampoco se ha demostrado que haya relación con la vacunación. En un estudio que analizó pacientes con problemas de infertilidad y que habían sido vacunadas previa la realización de una fecundación in vitro, la vacuna de ARNm no afectó a la reserva ovárica ni al rendimiento de la técnica. Tal como fue publicado por el British Medical Journal, “no hay absolutamente ninguna evidencia, ni una razón teórica, de que alguna de las vacunas pueda afectar la fertilidad de mujeres u hombres”. Eso sí, en caso de vacunarse durante un tratamiento de donación de óvulos se deben tener en consideración los efectos secundarios de la vacuna los días posteriores.

En el caso de mujeres que van a realizar a una técnica de reproducción asistida, la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) considera que no está justificado posponer este deseo gestacional ni el inicio de un estudio o tratamiento, incluida las donaciones de gametos. En definitiva, en las pacientes que deseen quedarse embarazadas o donar ovocitos, no se recomienda rechazar o posponer la vacunación cuando les corresponda por calendario.